Ante la mirada del otro actuamos diferente a como somos en realidad. Esto nos condiciona inhibiendo nuestro modo de desenvolvernos con naturalidad. La intencion pone en marcha mecanismos de expresion, queremos comunicarnos, entonces las palabras, gestos y actitud, se adaptan al lenguaje que creemos propio para cada situacion.Atendemos mas al feedback que se produce, que a la manera en que actuamos, es que su mirada se ha convertido en nuestra propia conciencia de si.La atencion se traslada a la respuesta que obtenemos del otro, casi desentendiendonos de la propia autocritica, ahora trasladada en el afuera que nos observa y califica.Podemos intelectualizar la situacion para que afloren razones que justifiquen lo que ocurre; busqueda de aprobacion, aceptacion, etc. Pero lo cierto es que si existe unidad interna, sea como fuere que esta se manifieste, actuaremos con la intima conviccion que nace desde lo profundo de nuestro ser, y aquella mirada del otro sera simplemente eso, sabiendola emplazada desde su propia subjetividad.
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